5 millones de trabajadores en riesgo por el coronavirus | Roxana Maurizio

16 Apr 2020
Entrevista en el portal de noticias Saldo a Favor.

Integrante/es: Maurizio, Roxana
Por Juan Manuel Repetto

Son las personas que ya perdieron su empleo o que lo pueden perder por la cuarentena. Los más afectados son los trabajadores informales y los cuentapropistas, según Roxana Maurizio, investigadora de la UBA y del CONICET, y especialista en mercado de trabajo.

El aislamiento obligatorio decretado por el Gobierno nacional para enfrentar la pandemia provocada por el coronavirus está generando impactos muy significativos en materia de empleo e ingresos, así como en la desigualdad y en la pobreza, que ya venían arrojando valores preocupantes previo a la crisis actual. Según Roxana Maurizio, economista del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de Buenos Aires (IIEP UBA-CONICET) y especialista en mercado de trabajo, “la demanda va a superar ampliamente la capacidad que tiene el Estado de ofrecer ayuda monetaria a los trabajadores que se quedan sin ingresos. El alcance, la focalización, la eficiencia y la eficacia de estas medidas van a ser sumamente relevantes para ofrecer el mejor paquete posible, dados los recursos fiscales para sostener ingresos y evitar el impacto inmediato sobre la desigualdad y la pobreza”.

“Venimos de una situación extremadamente compleja. Previo a la cuarentena, la tasa de desempleo estaba en el orden del 9%, con una caída sistemática en la creación de empleo registrado en el sector privado desde marzo de 2018. La contrapartida parcial ha sido el aumento de la informalidad, que en el cuarto trimestre de 2019 alcanzó al 36% del total de asalariados, con un incremento respecto de los periodos anteriores. Sin embargo, la caída del empleo formal no sólo ajustó por informalidad sino también a través de un aumento de la cantidad de trabajadores por cuentapropia. Si miramos el mapa actual del empleo observamos que el 47% de los trabajadores son asalariados formales. El 53% restante se reparte casi en partes iguales entre asalariados informales -no registrados en la seguridad social y cuentapropismo”, resumió la investigadora durante una videoconferencia organizada por el IIEP.

Maurizio advirtió que el desempleo no va a ser necesariamente un indicador que permita describir las complicaciones en materia de generación de ingresos. En cambio, consideró que habría que observar la caída del empleo y las alternativas que existan para apuntalan a la generación o al sostenimiento de los ingresos. “Las estrategias deben apuntalar a la población que hoy ya se quedó sin ingresos (el cuentapropismo y el empleo asalariado informal) y a medidas que sostengan el empleo en las empresas formales”.

Según la docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, los tres segmentos de los ocupados (asalariados formales, informales y cuentapropistas) tienen diferentes grados de estabilidad e inestabilidad ocupacional y de ingresos, además de accesos diferenciales a esquemas contributivos de protección laboral. Por ejemplo, la incidencia de la pobreza en los trabajadores formales es muy baja o inexistente mientras que, en el otro extremo, la mitad del trabajadores informales o independientes son pobres.

“Este panorama laboral hace pensar que el impacto de la cuarentena en el mercado de trabajo va a ser de intensidad y con un grado de heterogeneidad muy importante. Ello redundará en aumentos de la desigualdad y de la pobreza. Este escenario es el punto de partida para comenzar a identificar las estrategias más adecuadas para paliar los impactos negativos”, afirmó.

Por otra parte, Maurizio informó que “los 24 sectores que quedaron exceptuados del aislamiento concentran aproximadamente el 30% del empleo privado. Con lo cual, dos tercios de los trabajadores del sector privado están en sus casas, con actividad parada. Si se suma el empleo público, y además suponemos que los trabajadores formales en empresas medianas y grandes, más allá de alguna excepción, no serían afectados inmediatamente por pérdida de empleo y de ingresos, estimamos que un 40% de los ocupados tiene algún nivel de riesgo. Existen 5 millones de trabajadores que seguramente ya hoy perdieron el empleo o que lo pueden llegar a perder, porque no están trabajando y, por lo tanto, no tienen ingresos. Los más afectados son los trabajadores informales asalariados, cuentapropistas, y en particular las mujeres, a quienes afecta más la inseguridad laboral.

“Esta situación marca la dimensión y la importancia de las políticas de la ayuda que habría que desplegar, considerando que el 80% de los ingresos que generan las familias provienen del mercado de trabajo ¿Cómo se reemplaza o mitiga parcialmente esa falta de ingreso tan abrupta?”, se preguntó.

Medidas urgentes

“Todos los días tenemos noticias de las medidas que se va adoptando el Gobierno. Hay un primer grupo de medidas necesarias que tienen que ver con la protección sanitaria de aquellos trabajadores que continúan trabajando. En este sentido, la legislación sobre seguridad e higiene resulta fundamental y debe ser cumplida. Luego hay otro paquete de intervenciones destinadas a dar protección de ingresos sobre todo a aquellos trabajadores que, de la noche a la mañana, se han quedado sin ingresos. Esos son los que requieren atención primaria en esta crisis. Ahí se enmarca ingreso familiar de emergencia, el bono para los jubilados y titulares de la Asignación Universal por Hijo”, dijo la investigadora de la UBA y del CONICET.

Las medidas anunciadas tienen que ver con la sanidad de los trabajadores, asistencia a aquellas personas que se han quedado sin ingresos y protección de empleo.
Un tercer tipo de medidas se relaciona con la protección de empleo, que incluye tanto a las empresas, con medidas financieras y fiscales, como a sus trabajadores. Entre ellas, el gobierno nacional ha dispuesto la prohibición de los despidos, rebajas de aportes patronales y sostenimiento de ingresos a través del Programa de Reconversión Productiva (REPRO). “Son medidas de emergencia, que seguramente no podrán mantenerse en el mediano plazo, que apuntan tanto a que ciertos hogares sigan percibiendo ingresos, como así también a evitar que se pierdan empleos y que se rompa la relación laboral entre trabajador y empleador, porque esas relaciones que perduren van a facilitar el tránsito hacia una economía en crecimiento, al evitar o minimizar la pérdida de capital humano específico”, dijo Maurizio, y agregó que también se busca dar apoyo al teletrabajo a través de plataformas digitales: “Esto es importante para algunos segmentos de trabajadores, particularmente independientes o de cuenta propia, si bien su impacto global es pequeño”.

Al tener un mercado tan fragmentado y con una proporción importante de trabajadores que no están registrados, la investigadora consideró que es muy difícil implementar políticas que lleguen inmediatamente a ese conjunto de trabajadores. En ese sentido, el “estabilizador automático” de los países desarrollados, como lo es el seguro de desempleo, se debilita fuertemente en este contexto laboral.

“Argentina es uno de los pocos países de América latina que tiene la institucionalidad laboral del seguro de desempleo. Sin embargo, como consecuencia de la elevada informalidad e inestabilidad ocupacional, nunca ha cubierto más del 10 o 15% del total de los desocupados. Por lo tanto, el poder de fuego de este instrumento es muy acotado porque llega sólo a los individuos que perdieron un empleo asalariado formal, en general de empresas medianas y grandes, que por lo menos hoy no están siendo primeros en la lista de trabajadores que deban ser ayudados”, finalizó.

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