¿Crecerá la Argentina en 2021? | Osvaldo Kacef

07 Aug 2020
Entrevista en el portal de noticias Saldo a Favor.

Integrante/es: Kacef, Osvaldo
Osvaldo Kacef, investigador de la UBA y del CONICET, sostiene que el acuerdo alcanzado con los acreedores extranjeros de la deuda es una condición necesaria para volver a crecer pero no suficiente. El economista analizó las principales variables macroeconómicas en el mediano y corto plazo.

Tras el acuerdo de reestructuración de deuda anunciado por el Gobierno nacional con los acreedores privados, la Argentina logró mejorar sus posibilidades de volver a crecer en los próximos años, aunque aún deberá sortear varios desafíos para alcanzar un crecimiento sustentable. Por otra parte, también será necesario alcanzar una reestructuración de la deuda con el FMI, antes de que comiencen a vencer los plazos de pago más importantes con el organismo.

Saldo a Favor dialogó con el economista Osvaldo Kacef,  profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA e investigador del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP- UBA – CONICET), para conocer algunas de las claves que regirán la economía argentina en el corto y mediano plano, en relación a las oportunidades de crecimiento, las políticas macroeconómicas y condicionamientos que podrían surgir en el futuro.

“El acuerdo despeja dos cuestiones importantes que son una condición necesaria para volver a crecer. Por un lado despeja la incertidumbre asociada a la capacidad que tiene el país de enfrentar los vencimientos que tiene por delante. Por otro lado alivia la carga del sector público y eso le permite disponer de más recursos, ya sea para reducir el déficit o disponer de recursos para implementar políticas activas”, consideró.

A su entender, el acuerdo alcanzado es una condición necesaria para volver a crecer pero no suficiente. “Es un punto de arranque a partir del cual se puede pensar en un escenario más favorable al crecimiento porque despeja el principal condicionamiento para volver a crecer, la incertidumbre, que condiciona la capacidad que tienen el país para incrementar la inversión, desde los sectores público y privado”.

Para alcanzar un escenario de crecimiento, opinó que hace falta una política interna de estímulo y un cambio de escenario que hoy está marcado por la pandemia del COVID-19, cuyo fin es incierto. “Hay que esperar que se normalice la situación en términos sanitarios como para que la economía pueda despejar ese condicionamiento y pueda arrancar”, afirmó, y agregó: “Después de la pandemia, esperamos una recuperación que seguramente va a suceder el año que viene. El punto es qué necesitamos para que esa recuperación se transforme en un crecimiento sostenido”.

Aumentar las exportaciones

“El problema recurrente de la Argentina es que no genera las divisas que necesita para financiar un proceso de crecimiento sostenido. En los últimos 30 años, esa brecha entre las divisas que el país necesita para crecer y las que el país genera se ha cubierto con deuda. Esos procesos de endeudamiento tarde o temprano terminan en una situación de crisis. La única manera de asegurar que esto no vuelva a ocurrir es aumentar las exportaciones”, aseguró Kacef, quien también fue Director del INDEC y se especializa en macroeconomía, desarrollo económico, y finanzas internacionales.

“Argentina tienen una ventaja importante por la riqueza de sus recursos naturales. Tenemos que aprovechar esa ventaja inteligentemente y diversificar la estructura productiva y de exportaciones tratando de incorporar más valor agregado a los productos que vendemos al exterior, incrementando la productividad, incentivando los eslabonamientos hacia atrás y delante para cubrir con nuestra producción y nuestras exportaciones en otros rubros de esas cadenas productivas”, explicó.

“Creo que la Argentina siempre va a ser un país agroindustrial. La cuestión es qué peso le damos a la parte industrial de ese componente agroindustrial. Para eso hace falta un escenario macroeconómico de estabilidad. Pero también se requieren políticas productivas que estimulen el crecimiento de determinados sectores y que aprovechen ventajas potenciales que podemos tener en esos sectores productivos. Más allá de que tenemos un suelo muy fértil, y riqueza en términos de metales y de gas en el sur, deberíamos incentivar otro tipo de actividades que pueden o no estar relacionadas, pero que requieren de un marco de políticas de estímulo”, afirmó, y añadió: “Una cosa es exportar sólo materias primas y otras es elaborarlas para producir a partir de ahí bienes más diferenciados, con mayor valor agregado”.

¿Cuáles son los sectores que se posicionan mejor en la Argentina para explorar nuevos mercados en el exterior? “Están los bienes de capital y los servicios asociados a la producción de bienes agroindustriales y de la minería. Hay otros sectores que tiene capacidades y han exportado en el pasado que podrían potenciarse con políticas públicas, como los sectores automotriz y farmacéutico, los servicios intensivos en conocimiento, como el software, y el turismo (aunque el futuro de este sector hoy es una incógnita)”.

Crecimiento

Las previsiones económicas estiman que este año el PBI podría caer alrededor de 10% en la Argentina, de acuerdo también a cómo evolucione la pandemia en los próximos meses. “El piso de la caída del nivel de actividad fue en abril. Las estadísticas del INDEC ya muestran una ligera recuperación en mayo respecto del mes anterior. Los número de junio seguramente van a ir en la misma dirección. Cuando uno mira la demanda de energía eléctrica de grandes usuarios también se observa una recuperación que continúa en julio y nada lleva a pensar, menos ahora con el acuerdo por la deuda, que ese proceso de recuperación se vaya a interrumpir”, detalló el economista de la UBA.

“Aunque el número del año va a ser muy negativo, hay una cuestión de arrastre estadístico por el hecho de que en diciembre de este año vamos a estar muy por encima del promedio anual. Eso ya pone un piso de 4 o 5% para el año que viene. El normal desenvolvimiento de la actividad, una vez que los condicionamientos que implica las medidas de aislamiento se vayan levantando, va a dar una recuperación importante en el 2021 con respecto al 2020”, adelantó.

“La economía argentina está estancada desde el 2010 (los últimos dos años incluso caímos). El año que viene nos vamos a recuperar, pero va a ser una recuperación insuficiente que va tomar como base el peor año de las estadísticas de las cuentas nacionales. Podríamos crecer 6 o 7%, pero eso no va a compensar la caída de este año”, aclaró.

Aumento del gasto y emisión

Kacef también se refirió a la política fiscal de la administración nacional: “Dada la situación crítica, no hay dudas de que el Gobierno está haciendo lo correcto, que es tratar de evitar la destrucción del capital, por las empresas que no pueden funcionar, y acercar un tipo de alivio, en términos del ingreso, para el sector de la población más necesitado”.

“En las condiciones que está Argentina hoy, ese aumento del gasto público, que es inevitable, no se puede financiar con otra cosa que no sea emisión monetaria. Por la propia cuarentena y por el control de cambios, y también incentivado por el estímulo que está haciendo el Banco Central al aumento de las tasas del interés de los depósitos, está habiendo un aumento de la demanda de dinero. O sea, está aumentando la oferta de dinero porque el BCRA está emitiendo para financiar al tesoro, pero también está aumentando la demanda de dinero”, dijo, y agregó que se “parte de una base muy baja, porque con la política de emisión cero del año pasado, la economía quedó muy desmonetizada. Entonces hay un margen para emitir sin que esto implique un desequilibrio en el mercado de dinero, que luego se traslade al mercado de cambio y a la tasa de inflación”.

“En la medida que la situación se vaya normalizando, la política fiscal seguramente se va a ir adecuando, porque no va a ser necesario mantener esos niveles de gasto. La política monetaria también va a tener que adecuarse para evitar que se produzcan desequilibrios en el mercado del dinero”, aseguró.

Dólar e inflación

¿Cómo podrían evolucionar el tipo de cambio y los precios tras el acuerdo alcanzado? “El gran condicionamiento que podría afectar la demanda de moneda extranjera se despeja con el arreglo de la deuda. Por otro lado, como la economía está operando en un nivel tan bajo, las importaciones también son muy reducidas. De manera que las exportaciones, aún cuando son bajas en términos de lo que el país necesita para tener un crecimiento de largo plazo, hoy permiten tener un superávit comercial importante. También va a haber un alivio por el lado de la deuda. Así que este año no veo que vaya a haber presiones sobre el mercado de cambios. El Banco Central va a tener capacidad para manejar la paridad cambiaria de acuerdo a los objetivos que se plantee”.

“El tipo de cambio tiene influencia sobre el nivel de precios, y muchas veces los gobiernos se tientan con usar esa herramienta como una manera de detener la inflación, pero Argentina necesita exportar mucho más de lo que exporta. Desde esa perspectiva, espero que no se use el tipo de cambio de modo de atrasar la paridad cambiaria, de modo de hacernos perder competitividad”, advirtió el economista.

“La tasa de inflación está bajando en parte como consecuencia de la propia pandemia, porque está bajando la demanda. En la medida que esa situación se vaya normalizando, seguramente la tasa de inflación va a tener un repunte. Si el BCRA mantienen la política monetaria bajo pautas que garanticen el equilibrio en el mercado de dinero, y el sector público va reduciendo su déficit, en la medida que la situación lo permita, podemos esperar terminar el año con una inflación del orden del 35%. O sea, bastante inferior a la del año pasado. A partir de ahí, tratar de perseverar en ese sentido para seguir reduciendo gradualmente la inflación hasta llegar a niveles normales”.

Negociación con el FMI

La renegociación anunciada por el Gobierno alcanza al financiamiento de los acreedores privados, tanto internos como externos. No obstante, el Gobierno aún deberá enfrentar una renegociación del préstamo del FMI, cuya carga más importante será en 2022 y 2023. De los aproximadamente 45 mil millones que la Argentina debe al Fondo, en esos dos años vencen 36 mil millones. “La Argentina no tiene capacidad para pagar esa deuda. El FMI no hace quitas, entonces va a tener que haber una renegociación para reprogramar esos vencimientos en el tiempo, de manera de aliviar la carga que eso implica”, dijo Kacef.

“Cuando el FMI acepta un programa financiero con un país, incluye condiciones en términos de política macroeconómica. Habitualmente pone énfasis en la austeridad fiscal y en una política monetaria dura. Ambas cosas tienen un sesgo más bien contractivo del nivel de actividad. Entonces habrá que ver qué margen hay para negociar un nuevo programa con el Fondo que permita reprogramar los vencimientos y que no implique un condicionamiento severo sobre la necesidad que tiene la Argentina de reactivar su economía. Ahí hay un desafío importante que el año que viene habría que despejar”, concluyó.

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